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la racha top de Battaglia en los mano a mano

Cristaldo: el ex Boca y su costumbre de amargar a River

Carlos Bianchi tenía ese no sé qué para las noches de Copa Libertadores. Ese no sé qué que podría traducirse como capacidad, personalidad, carisma, espíritu ganador y simplemente mística. La mística del Virrey. En la Bombonera, sí. Pero también en Brasil, México, Colombia o donde fuera. Para levantar el trofeo una vez con Vélez y tres con Boca y liderar la tabla de técnicos más ganadores de la principal competencia de clubes del continente.

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Battaglia fue un buen soldado de Bianchi en todas esas batallas. Desde la primera hora, cuando en el 2000 el DT decidió ponerlo de titular en las finales de la Libertadores frente al Palmeiras y también en la Intercontinental ante el Real Madrid. Pasando por los partidos decisivos rumbo al bicampeonato en 2001. Y, por supuesto, su rol ya más importante en el brillante equipo que volvió a consagrarse en 2003.

Bianchi con Clemente y Battaglia detrás.

Bianchi con Clemente y Battaglia detrás.

Respetuoso, obediente y trabajador. Durante todos esos años bajo el ala del entrenador más exitoso de América, el joven Seba fue tomando nota y aprendiendo, consciente de que algún día le iba a servir todo eso: lleva seis series mano a mano oficiales superadas en forma consecutiva, desde la primera que tuvo apenas asumió ante Patronato por la Copa Argentina hasta la última que fue la final con Tigre por la Copa de la Liga, la que le dio su título número 19 en el club.

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«Hemos vivido momentos muy lindos cuando jugaba con Carlos, momentos muy lindos que pasamos. Hoy me toca estar del otro lado, tratando de transmitir cosas que vivimos en aquel momento«, dijo Battaglia en la conferencia de prensa posterior a la derrota ante Banfield.

Y como quien conoce el placer de estar en estas instancias decisivas, agregó: «Sabemos que esta serie es muy linda jugarla. Fuimos inteligentes en Brasil y trajimos un resultado que nos permite tener la posibilidad de ganar acá (de local) y pasar, así que seguiremos tratando de hacer lo mejor posible para superar al rival y pasar de fase«.

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Los mata-mata, como le dicen en Brasil, justamente fueron lo que le dieron aire a su ciclo y le permitieron ir dejando atrás los nubarrones, y a la vez lo convirtieron en un especialista en momentos complicados, delicados, a todo o nada. Con tres que pasó en los 90 minutos y tres en los cuales necesitó los penales en los que Agustín Rossi se convirtió en Oscar Córdoba o el Pato Abbondanzieri. O los dos juntos.

La primera fue ante Patronato por los cuartos de final de la Copa Argentina, con triunfo 4-2 en la tanda de penales luego de empatar sin goles en los 90 minutos que dio inicio a una cierta mística, acaso heredada de su principal maestro.

Después llegó la semifinal ganada en tiempo regular por 1-0 frente a Argentinos y una muestra de caracter a modo de desahogo: «Me voy, no vaya a ser cosa que se me metan en el vestuario”, disparó el DT, en un claro mensaje al vice, tras el episodio del micro-gate contra Gimnasia.

Y en la final contra Talleres se dio un trámite adverso con la expulsión de Juan Ramírez a los 65′ y victoria por penales 5-4 de nuevo gracias a Rossi y a la puntería de los pateadores. Ese título valió la estrella 71, la clasificación a la Libertadores y la renovación de su contrato.

Este año, luego de ganarle también por penales al Barcelona en la Maradona Cup, llegaron otros tres mano a mano oficiales para lograr consagrarse también en una Copa de la Liga que había arrancado con algunos tropiezos y cuestionamientos que incluso llevaron al propio Bianchi a pedir paciencia cuando las cosas no le salían al joven DT.

Defensa y Justicia pasó en cuartos de final, con un 2-0 que borró al ponderado equipo de Beccacece. Después, en la semifinal, se dio un flojo clásico que tuvo a Racing como ganador moral y a Boca como ganador real en los penales por 6-5. «Boca es Boca y hay que respetarlo siempre», dijo en ese momento el León. Y llegó la final, de nuevo sin discusiones frente a otro rival muy elogiado en la previa: fue goleada 3-0 a Tigre.

Corinthians no sólo es el único rival al que Boca no le pudo ganar en esta Libertadores pese a los merecimientos, también es el primer mano a mano a ida y vuelta del ciclo y nada menos que por la competencia más importante de todas. Es la posibilidad para Battaglia de dar el siguiente paso. Uno más. En su especialidad. El legado.

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Written by jucebo

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