La Fórmula 1 nos ha legado muchísimas imágenes dramáticas a lo largo de su dilatada historia. Algunas exultantes, otras conmovedoras. Altibajos. Victorias y derrotas.
El Gran Premio de Italia de 1999 fue una carrera que presentó ambas cosas.
¿Quién olvidará jamás las imágenes de un Mika Hakkinen angustiado, captado por las cámaras de un helicóptero llorando de amarga frustración tras perder el liderato? Y, como consecuencia, el júbilo del rechazado de Williams, Heinz-Harald Frentzen, y del propietario del equipo, Eddie Jordan, mientras celebraban un triunfo notable?