Ron Devine era el propietario de BK Racing y competía en la Copa NASCAR. El equipo quebró tras la temporada 2018.
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El propietario fue acusado en 2023 de cuatro cargos de impago de impuestos sobre la nómina.
El equipo vendió su alquiler a Front Row Motorsports. Sin embargo, Union Bank & Trust Company afirmó que eran propietarios del estatuto que se vendió.
En 2022, un juez dictaminó originalmente que se ordenó a Devine pagar 31 millones de dólares al administrador.
Devine decidió llevar ese fallo a la Corte de Apelaciones de Estados Unidos. Ahora han optado por mantener ese fallo.
Por Bob Pockrass el fallo decía: “El tribunal de quiebras mostró una paciencia extraordinaria frente a la conducta atroz de los apelantes. Este Tribunal no tolerará un desprecio tan flagrante del proceso judicial”.
En 2019, hubo 78 reclamaciones contra el equipo por un total de 44.295.884,91 dólares. $9.000.000 de los cuales provinieron de un préstamo bancario para mantener el equipo operativo.
A muchos empleados del equipo tampoco se les pagó hacia el final de las operaciones del equipo.
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