Han pasado 55 años desde la trágica muerte de Jim Clark en una mañana húmeda y oscura en Hockenheim el 7 de abril de 1968.
En la imagen de arriba, Clark está flanqueado en la parrilla por el mecánico de Lotus, Dave Sims, minutos antes del inicio de la primera manga del evento de Fórmula 2 Deutschland Trophäe.
Solo cinco vueltas después de la salida, mientras el campo atravesaba el bosque de Hockenheim, el escocés inexplicablemente se salió de la pista y se estrelló contra los árboles.
En un momento fatal, el mundo del automovilismo se estremeció, asombrado por el fallecimiento de una leyenda y de un hombre que muchos aún consideran como el mejor piloto de Gran Premio que jamás haya existido.
Desde sus humildes comienzos, Clark corrió con velocidad y estilo hasta la cima del deporte, logrando 25 victorias en Grandes Premios con Lotus, un récord en ese momento, y dos títulos mundiales en el camino.
Uno recordará en particular el año estandarte del gran escocés en 1965, una campaña destacada marcada por su segunda corona del campeonato mundial de F1 y su triunfo en la Indy 500.
Cincuenta y cuatro años después, el legado de Clark permanece intacto.
La publicación El fallecimiento de una leyenda en una mañana oscura en Hockenheim apareció primero en F1i.com.